jueves, 27 de diciembre de 2012

Capítulo 12

Es bromaaaaa este no es el capítulo 12 pero esta en el horno, y sólo os pido sinceramente que no me olvidéis, no olvidéis a vuestra sádica y romántica reina! Y bueno, creo que voy a tener que decir quien ha ganado el concurso... Ya es hora no?? Pero este no es el momento ni es la entrada así que... A leer otros blogs bloggeras!! A todos mis príncipes y princesas, os quiere
Queen A


lunes, 29 de octubre de 2012

No he muerto!

Hola mis queridos lectores! No podéis imaginar lo mucho que vuestra reina os ha echado de menos! Y que decir, que no, no me he muerto a pesar de todos los conjuros que Beid y Cerecilla hicieron para matarme... (que si, que os he pillado brujas...). Lo que ha pasado es que he estado a la aventura en Inglaterra, estudiando en un colegio inglés, el que por cierto me encanta y tendrá el honor de tenerme de estudiante durante todo este año y puede que el que viene. Claro, el problema de todo eso es que la red de internet del colegio tiene bloqueado blogger... AAAAHHHHH!!! LO  SE, PÁNICO... y ahora viene cuando todos os compadecéis de mi diciendo: mi reina! como has podido sobrevivir!! Lo sé, como he podido sobrevivir sin vosotros mis herederos al trono...? Y resulta que llego aquí y me encuantro con nosequé cosa de las nominaciones pululando por ahí... Y RESULTA QUE YA ME HAN NOMINADO! Esque no sabéis lo contenta que estoy! Muchísimas gracias a Rea, Crispi y a Cerecilla (no la entiendo, primero intenta matarme y después me nomina... )
Primero haré lo de Rea, porque sencillamente me quiere viva.

11 cosas sobre mi misma: (y esto sirve para las dos nominaciones)

1. Me llamo Aitana. Me gusta el chocolate con menta y  juego con barbies cuando me aburro.

2. Mi cuarto no es mi cuarto. Mi casa no es mi casa. Es todo mi biblioteca personal.

3. Toco el piano y hago ballet. No soy una estrella en ninguna de las dos cosas, pero me gustan, y lo intento.

4. Adoro Queen (el grupo). Aunque por fuera parezca otra cosa, tengo espíritu de rockera.

5. Me encantan las películas de Tim Burton, mi favorita es la novia cadáver.

6. Si tuviera que elegir una asignatura del colegio paara darla día tras día y hora tras hora sería la historia. Me encanta la historia, la veo como un gran libro con diferentes y reales historias.

7. Suelo estar harta de todo la mayor parte del tiempo.

8. Tengo una mente demasiado extraña hasta para comprenderla yo misma.

9. Tengo muy, muy mal genio. No quieres pelearte conmigo. Además las venganzas se me dan de miedo. Eso sí, adoro a mis amigas.

10. A pesar de todo, aún creo en que en alguna parte existe mi hombre perfecto, y la sola idea de que existe, aunque jamás le conozca, es maravillosa.

11. Todo el mundo dice que estoy loca. Pero después de todo, los que no somos estúpidos en este mundo estamos un poco locos.

11 preguntas que Rea ha formulado para mi:

1. Mi número favorito ha sido siempre el 5. ¿Por qué? Porque está en medio, tiene líneas rectas y una curva y además era mi número de lista en clase!

2. Mi día perfecto sería levantarme tarde y desayunar todo lo que me gustan, algo muy loco, como salmón a la plancha. Después atracar una tienda de libros. Retroceder en el tiempo a la tarde para ver un concierto de Queen. Y terminar el día con mi hombre perfecto imaginario, antes mencionado, comiendo palomitas en la fila de atrás del cine haciendo cualquier cosa menos ver la película mala por la que hemos pagado.

3. Mi canción favorita cambia según la época que mis sentimientos atraviesen. En este momento me obsesiona The Black Parade, de My Chemical Romance. Porque transmite tanto que no soy capaz de escucharla sin ponerme a saltar y a gritar como la loca que soy.
También me gusta muchísimo The Mess I Made, de Parachute, y eso se lo tengo que agradecer a mi amiga Dani, bloggera donde las haya.

4. Cuando no puedo más pueden pasar dos cosas. La primera es que explote, me ponga a gritar a todo dios y no haya nadie que me calme en dos dias. Y la segunda opcion es olvidarme de todo y poner la música alta. Pero no alta nivel tus padres aporreando la puerta para que la bajes. Alta nivel que los vecinos se tengan que mudar del ruido que hace. Tan alta que ni oigas a tus padreas aporrear la puerta, el camión de la mudanza o las sirenas de la policía que ha venido por las quejas de los vecinos. 

5. Soy lista, saco muy buenas notas y estudio cuando no hay otra opción. Pero definitivamente, no soy una empollona.

6. Me encanta salir con mis amigos y hacer el estúpido durante un rato para desconectar un poco. Pero muchos días también me gusta quedarme en casa y leer un buen libro.

7. Me gustaría ir y no volver... Lejos. Me gustaría ir lejos y no volver. Lejos. Sin especificar el lugar.

8. Que yo era la reina del infierno y mataba a una serpiente gigante para recuperar el trono. La cosa tiene futuro como novela pero cuando lo soñé me pareció taaaaan absurdo...

9. Yo siempre he creído que el amor es un tipo de amistad, al revés de tanta gente que cree que la amistad es un tipo de amor. Una vez dicho eso, que cada uno saque sus conclusiones.

10. Me gusta, siempre que esté segura de que lo que hago va a dar resultados y servirá para algo. Si no, aquí hay una servidora que no anda.

11. Bailar. Bailo ballet, y eso hace que todo lo que tenga que ver con el movimiento del cuerpo me fascine. Mi horrible voz cantando tampoco ayuda a que me guste cantar. Eso sí, yo canto igual.

11 cosas que Cereza quiere saber sobre mí para mejorar sus intentos de asesinato:

(la cuestión es que no ha puesto preguntas así que yo contesto a las que ha contestado ella)

1. Mi color favorito es el negro. Sin preguntar por qué.

2. He creado mi blog porqueya había leído sobre todo y estaba harta de el mismo tipo de historias. Y como me faltaba una historia sobre sectas, la he creado.

3. Mi gran sueño es retroceder en el tiempo para ir a un concierto de Queen.

4. Definitivamente, algo que requiera tirarse de algún sitio al vacío, como puenting o algo así.

5. Queen, sin dudarlo. Aunque puede que The Pretty Reckless me haga dudar... si, creo que me hace dudar...

6. Mi libro favorito en The Host, por Stephenie Meyer. Me encanta, es una de las pocas historias que se salen de vampiros-ángeles-demonios-hombres lobo.

7. Mi canción favorita es: (mirar pregunta 3 de las preguntas de Rea) XD

8. Realmente querida, eso me importa un bledo, de Lo que el viento se llevó.
Los que no somos estúpidos en el mundo, estamos un poco locos, de Queen A un día que estaba inspirada.

9. Escribir lo que me gusta y que le guste a más personas, todo eso reflejado en los comentarios maravillosos que me escribís.

10. El piano, o por lo menos lo intento.

11. Me gustaría viajar a Rusia. Pues porque sí.

(y ahora viene lo mejor, que hay tres preguntas más, así que son 14)

12. Sí, me gustan las películas románticas, pero las antiguas, esas que son tan exageradas que te hacen llorar hasta cuando pestañean.

13. Mi hobby preferido es leer. Si, yo creo que es leer.

14. Mi estación preferida es el invierno. Combina perfectamente con mi carácter, y además me puedo poner gorros, bufandas y guantes gorditos, y me encantan! Más que nada, soy una mujer del norte, el frío no es nada para mí.


Y tengo un problema, como Crispi tampoco ha escrito preguntas y las que ella ha contestado son las mismas que la de la fruta roja, no puedo darle una contestación personalizada como dios manda. Así que voy a improvisar algo:

11 cosas que Crispi quiere que yo me imagine que ella quiere saber sobre mí: (si lo habéis pillado)

1. http://ladecimasecta.blogspot.com.es
2. http://www.youtube.com/watch?v=HJ7-SdG9lKQ
3. http://www.hotelchocolat.co.uk/
4. http://www.youtube.com/watch?v=kDWgsQhbaqU

Bueno vale, no son once, pero son cuatro cosas con las que yo me siento relacionada. Espero que disfruteis todo:)

11 cosas que yo quiero saber sobre la gente para acosarles: (y esto también sirve para las dos)


-¿Cual es tu película favorita?

-Cuando comes helado, ¿de que sabor lo pides?

-¿Celebras Halloween? Si lo celebras dime como y si no explícame por qué.

-Si pudieras matar a tres personas sin que te pasara nada a ti, ¿a quién matarías?

-¿Que libro te hizo llorar mientras lo terminabas porque no querías terminarlo?

-¿Cual es tu asignatura preferida? ¿Por qué?

-Si pudieras ser amigo de cualquier persona que quisieras en el mundo, ¿a quién elegirías?

-¿Te has enamorado alguna vez? ¿Qué se siente?

-¿Por qué decidiste ponerte a escribir un día?

-¿Te gusta ir de compras? Es decir, ¿eres una fashion victim, como yo?

-¿Has pensado alguna vez en el día de tu muerte? Dime como te gustaría morir.


Y por último... Yo, Queen A, soberana de esta historia nomino a...


Una Mirada a las Estrellas, por Marina

Teens Journal, por Dani

Diario del Mar, por April

Hope, por Nina

En el Juego de mi Vida, por Criskti

Saga los Elementos, por Benjamin Simancas

Por supuesto, a Cerecilla, Crispi y a Rea, quiero saberlo TODO sobre vosotras.

sábado, 11 de agosto de 2012

ConConConcurso!

Hola a todo el mundo! No quiero ser pesada pero me gustaría recordaros el concurso que propuse hace unos días. Por favor, animaros a participar, que muchas de las que me leéis escribís muy bien y tenéis mucha imaginación. Para el que no se haya enterado todavía, repito.
El concurso es muy sencillo, consiste en inventar una secta. Dejaros llevar por la imaginación. Podéis inventar cualquier tipo de criatura para que la componga, crear un dios o lo que se os ocurra! Lo único que pido, nada de vampiros, hombres lobos, fantasmas y demás. Sed originales! Estaría muy bien que me escribiérais todos los datos sobre la secta que inventéis, como hizo Beid! Solamente escribidmelo en un comentario, en la entrada que queráis, y yo os contestaré con mi opinión. La idea que más me guste será la ganadora y tendrá el honor de crear un personaje para la historia. Ese personaje tendrá que pertenecer a la secta que haya creado, pero todo lo demás estará en sus manos! Por tanto, una pequeña parte de el ganador formará parte de esta historia. No voy a prometer un regalo superhipermegaultragenial para el ganador, pero seguro que se me ocurrirá alguna sorpresilla.
Dicho esto, he terminado. Disfrutad con el capítulo 11 y empezad a pensar en sectas.
Un beso a mis princesitas,
Queen A.

PD: No te impacientes, Nina, te llegará la parodia de la araña en cuanto vuelva de vacaciones!

Capítulo 11


Con tres imponentes mujeres sentadas en ellos. Los tres tronos eran completamente idénticos, con la excepción de que el trono central estaba en una posición más elevada que los otros dos. La verdad es que aquel panorama era precioso. La fuente, los espejos, los tronos y la tarima de cristal sobre la que se situaban los tronos eran algo de cuento. Pero para cuento, el que me iba a tener que inventar yo en breve.
-Bienvenidas a nuestro hogar-dijo con voz solemne la mujer que estaba sentada en el trono central. Las tres eran muy hermosas, pero ella transmitía algo más… Su pelo era pelirrojo y rizado. Tenía los ojos grises, los cuales brillaban del mismo modo que la piel del dragón gris. Llevaba puesto un vestido plateado de seda, atado al cuello y con la espalda desnuda. El vestido no era precisamente opaco y cuando le reflejaba la luz se adivinaba su cuerpo debajo de la tela.
-Recibimos vuestro mensaje y nos hemos presentado en cuanto nos ha sido posible- comentó Drew haciendo una pequeña reverencia.
-Agradecemos vuestra presencia Drew, Nina y Scarlet.-Que no me llamara Escarlata me dio muy mala espina. Eso lo había dicho la mujer situada a la derecha de la pelirroja. Aún no sabía sus nombres, pero tampoco los iba a preguntar. La mujer que acababa de hablar tenía el pelo tan rubio que parecía blanco. Rubio platino me dijo Abi una vez. Le caía detrás de la espalda como un río de hilos dorados y plateados. Sus ojos me fascinaron. Tan azules y sabios que de solo mirarlos te sentías muy inferior. No sé cómo, pero parecía que iba vestida a la vez que parecía que no lo iba.
-Sentaos- dijo la tercera mujer. Nada más decirlo, aparecieron unos sillones con cómodo aspecto detrás de nosotras. Nos sentamos y los sillones se elevaron hasta colocarse ligeramente por debajo de sus tronos.
            Esta tercera soberana era la que más miedo me daba. Tenía el pelo tan negro como lo era el dragón. Llevaba el flequillo recto Y exactamente los mismos ojos rojos que él. Ella llevaba un auténtico atuendo de diosa vengativa. Iba vestida de los pies a la cabeza con tiras de cuero colocadas estratégicamente por todo su cuerpo. En el brazo  izquierdo llevaba puesto un brazalete que se enrollaba en él y que lo ocupa por completo. Con la forma de un dragón.
            Ahora sí que he comprendido cómo funcionan las cosas aquí.
-Así que tú eres la famosa diosa Escarlata. Creo que ya te conocíamos. Me parece que disfrutamos de tú compañía unos cuantos milenios atrás- comenzó la pelirroja.
-En efecto, solicité audiencia con vosotras debido a una guerra con dioses menores- contesté. Me arriesgué a decir aquello, ya que según la historia que había leído, aquel fue el incidente que me llevó a conocerlas.
-Oh, vaya modales, ni me he presentado. Yo soy Beid, soberana de la Tierra. Y como podréis comprobar, ahora mismo es mi voluntad la que se cumple en el universo.
            Claro que podíamos comprobarlo.
-Mi nombre es Iluna y soy la soberana del Infierno. Se acercan tiempos en los que yo decidiré sobre vuestros destinos- dijo la mujer morena. Sí, la que daba miedo y me dio más.
-No le hagáis caso. Sus ganas de mandar son mayores que su maldad- comentó la rubia en tono amable. Sonreía.-Yo soy Hegala, y soy muy amiga del Cielo, encantada de conoceros- siguió manteniendo la sonrisa.
Está bien, os explicaré el funcionamiento de esto. Las Tres Soberanas reinan sobre todo y todos, pero sus reinados se dividen en periodos. Beid es la reina de la Tierra, y por tanto cuando ella reina, el universo permanece entre el bien y el mal. Las otras dos reinas se dedican a aconsejarla y a mantener el orden del universo.  Si Iluna reinara, no serían buenas noticias. El mal camparía a sus anchas por el universo y en la Tierra no habría más que catástrofes. Ahora bien, cuando Hegala se sienta en el trono elevado, la paz y la armonía se volverían algo normal para el mundo. Todo sería bueno y maravilloso, exceptuando las veces en las que algo le hiciera enfadar. La bondad bajaría de 100 a 95.
Todo este rollo de las ciudades, el que acababa de comprender, es fácil. Ahora están desiertas, pero cuando llegue el final de los tiempos, más conocido como apocalipsis, se llenarán. Los humanos más buenos llenarán la ciudad blanca, las peores personas tendrás que vivir en los túneles y aquellos que lleven una vida ni buena ni mala convivirán en la ciudad gris (como me he decidido a llamarla) en perfecta compañía. En resumen, que el cielo, la tierra y el infierno se transformarán en una ciudad. Todo esto es lo que llegué a averiguar. No creo que me equivocase. Si os preguntáis que ocurrirá con los ángeles y los demonios, no tengo ni idea. Lo más probable es que vivan en las ciudades, junto a los humanos. Pero igual algunos viven en el palacio. O igual me equivoqué.
-Es el momento de conozcáis el motivo de vuestra visita. Os hemos hecho venir para haceros conocedoras de la visión que tuve hace poco. Una visión que a mí y a Hegala nos preocupa, pero a Iluna no tanto. A la Secta Sangrienta le gustará bastante. O puede que no después de que os desvelemos algo. Primero, la profecía- habló Beid.

Cuando la diosa renazca por fin,
tiempos oscuros han de venir.
Cuando reine la oscuridad,
todos sabrán la verdad.

-Esa es la profecía de mi hermana- dijo Hagala.
-Una profecía que confirma mis sospechas. Tiempos oscuros se acercan, tiempos en los que yo reinaré y espero sean largos- se regodeó Iluna.
-Bueno, a mí me satisface oír esta noticia. Es una gran satisfacción que se vaya a oscurecer el mundo siendo yo soberana. Y debido a los principios de mi Secta, eso nos hará aún más poderosos. La diosa ha vuelto y sembrará el caos- dijo Drew completamente satisfecha. Nina tampoco estaba precisamente triste.
-Desde luego, haré lo que no he podido hacer durante tanto tiempo, pero aclaradme algo. ¿A qué se refiere la profecía con eso de la verdad?- comenté extrañada. Inmediatamente después de hablar me di cuenta de que verdad era.
            Ciertamente, había dos verdades que el mundo ignoraba. La primera, que yo no era la diosa Escarlata, o por lo menos, no me sentía así. La segunda era la existencia de la Décima Secta, si realmente existía. Porque no me fiaba totalmente de Alexander.
-Ese era el segundo punto a tratar. ¿Sabes una cosa Escarlata? A mis hermanas no les gustan los mentirosos. Puede que a Beid le resulten comprensibles, depende de la mentira pero a mí algunos me parecen hábiles y para nada despreciables. Pueden llegar a gustarme. Pero que tengan cuidado con mentirme a mí- escupió Iluna.
            Mierda. Lo sabían. Me habían pillado. Estaba muerta. Ojalá pudiera hablar con Alexander.
-Ignórala, no sabe ni lo que dice- comentó Beid.
-Antes de proseguir con esta reunión, no nos gustaría parecer unas anfitrionas desagradables. Escuchemos algo de música y bebamos una copa de Kuláj- le interrumpió Hegala. Menos mal, eso me daba más tiempo para pensar.
-Disculpadme, ¿qué es el Kuláj?-intervino Nina.
-Niña ignorante…-murmuró la mujer oscura.
-¡Oh, el Kuláj es una bebida deliciosa! La preparan los ángeles y lleva ambrosía, agua de miel y vino dulce. ¡Tiene burbujitas y un sabor absolutamente maravilloso!- contestó Hegala con brillo en los ojos. Se ve que le gustaba el Kuláj.
Beid chasqueó los dedos cuando Hegala terminó de hablar y los espejos de nuestra izquierda desaparecieron, dejando lugar a una larga fila de diferentes seres, que por lo visto servían en el palacio, con instrumentos que jamás había visto en las manos. Uno me llamo la atención en especial. Su forma era parecida a la de un violín, pero en lugar de tener las cuerdas tensas, se alejaban del violín formando espirales. El hombre que sostenía aquel instrumento, comenzó a soplar en las cuerdas y emitió un sonido magnífico.
En cuanto la música comenzó, Hegala sopló sobre su mano y después dio una palmada y los espejos del otro lado de la sala se abrieron dejando paso a un hombre moreno, a otro rubio y a una mujer de cabellos dorados. Llevaban una botella y seis copas que brillaban como diamantes.
Mientras nos servían el Kuláj, me volví a fijar en el hombre del violín raro. Tocaba su instrumento muy concentrado. No era muy mayor pero llevaba una barba no muy larga que le echaba unos años más. Su rostro me sonaba de algo, pero no sabía de que…
Cogí mi copa y probé la bebida. Era deliciosa, lo mejor que había probado en mi vida. Sabía tan bien, que hasta te llenaba de felicidad.
-¡Esto está realmente bueno!- le dije a Hegala.
-¿Verdad que sí?- me contestó muy satisfecha.
            Todas asentimos y dimos otro sorbo. Observé al hombre del violín de nuevo. Me resultaba tan familiar… De repente, me miró con sus ojos marrones y justo en ese momento paró la música. Yo aplaudí, el retiró el instrumento de sus labios y me sonrío. Le reconocí, y casi me atraganto al hacerlo. Un único pensamiento cruzó mi mente.
            Ojalá Nina no le reconozca. 

domingo, 5 de agosto de 2012

Capítulo 10


Nina Von Tyre, la persona que me había exigido que me arrodillara ante ella, tenía que arrodillarse ahora ante mi. Jamás nadie sabrá la satisfacción que me produjo aquello. Habría muerto por saber que pensó ella en cuanto alzó la mirada y me vio. Algo tipo: Mierda-mierda-mierda-soy estúpida-que guapa es la diosa. Puede que lo último no, pero era cierto.
            Obviamente, yo también me sorprendí mucho. Pero la satisfacción posterior a mi sorpresa tardó en llegar menos que el miedo y el odio a la suya. Si lo pensabas, era demasiado bueno para ser cierto.
-Muestra algo de respeto, Nina- dijo Drew con la mirada cargada de autoridad. Por supuesto, nos sacó de nuestro duelo de miradas. Y había ganado yo.
            Ella fue doblando las rodillas a la vez que bajaba la miraba. Sus ojos desprendían odio, y eso me encantaba.
-Mi diosa- dijo más tranquila de lo que yo esperaba.
-En fin, no perdamos más tiempo. Las reinas no deben esperarnos más aún- se apresuró a decir Drew.
            Espera un momento… ¿de qué reinas habla? Espero que no sean las Tres Soberanas. Sí, con mayúsculas. Por supuesto que eran ellas, ¿por qué si no Drew había exigido mi presencia inmediata? Las Tres Soberanas eran la mayor autoridad de este mundo, por encima del señor de arriba y del de abajo. Yo me puedo dar muchos aires, pero dioses y diosas hay a patadas. Ellas eran, son y serán más que nadie en el universo.
-¿Las Tres Soberanas? ¿Te refieres a las tres reinas?- pregunté conociendo ya la respuesta.
-Por supuesto mi diosa. Ellas han solicitado reunirse contigo- me respondió.
            Ya está. Hasta aquí ha llegado mi vida. Las Tres Soberanas, además de desvelar que soy una farsante, exigiran mi muerte y la Secta Sangrienta no dudará en cumplir su voluntad. Tenía que pensar en un plan de huida de inmediato. Si al menos pudiese contactar con Alexander… Mientras tanto debía seguir actuando.
-Oh, por supuesto. No les hagamos esperar-dije con calma absolutamente fingida.
            Drew dirigió sus pasos hacia la escalinata y comenzó a subir los escalones. Yo la seguí y detrás de mí vino Nina. Imagino lo que me debe de odiar. Hasta que yo aparecí, ella iba a ser la siguiente soberana, como buena hija de su madre que era. Pero claro, si de repente aparece en escena la diosa a la que ella alaba, inmortal y sin ningún otro compromiso, dispuesta a acceder al poder y ser la siguiente superiora, lo menos que puede hacer es odiarme. Sabía que había un gran número de conspiraciones para matarme y no me cabía ninguna duda de que unas cuantas habían salido de la cabeza de Nina.
            Absorta en mis pensamientos, no reparé en que caminábamos por un largo pasillo cuyas paredes, rojas obviamente, estaban decoradas con un gran número de retratos, todos de las superioras de la secta. Observé sus rostros. Algunos transmitían más crueldad que otros pero todos, absolutamente todos, eran fríos y calculadores. Sin tener en cuenta aquellas sensaciones que emitían, las mujeres que estaban retratadas contaban con una gran belleza. Todas tenían los ojos grandes y expresivos, los pómulos marcados, la barbilla elevada con autoridad y los labios rojos y seductores y el cabello oscuro y sedoso. Exactamente los mismos rasgos que compartían Drew y Nina, por lo que llegué a la conclusión de que eran de una familia que se remontaba largos siglos atrás.
            De repente, Drew frenó sus pasos frente a una gran puerta dorada al final del pasillo. Ocupaba toda la pared y estaba cubierta completamente de oro. Había numerosos dibujos tallados en ella, desde ángeles y demonios, hasta flores e incluso un león. Pero el más grande y bonito era el de tres mujeres sentadas en sus respectivos tronos, sin rostro, pero hermosas.
            Me sobresalté cuando la puerta comenzó a temblar y a brillar. Drew murmuraba un cántico en un idioma que no conocía. De pronto el movimiento y el ruido cesaron y Drew empujó la puerta, que parecía pesada, como una más. Y esta se abrió como tal.
            La luz detrás de la puerta quiso deslumbrarme, pero mi nerviosimo y mis ganas de ver lo que había detrás lo impidieron. Enseguida vislumbré las siluetas de unos edificios blancos, altísimos y muy hermosos. Drew, sin inmutarse reemprendió la marcha por la ciudad. En cuanto pasó Nina, la puerta se cerró. Ninguno de los guardias que nos acompañaban estaban autorizados a pasar. Caminamos a través de las calles y conforme avanzábamos me di cuenta de que los hermosos edificios que se alzaban hasta el cielo que componían esa ciudad de ensueño estaban desiertos. Ni un alma caminaba por esas calles.
Cuando llevábamos un rato caminando, la ciudad cambió radicalmente. De las obras de arte que eran los anteriores edificios no quedó ni rastro y de repente nos encontramos rodeadas de casas pequeñas y oscuras, la mayoría en ruinas. Pero más que casas, había una especie de agujeros con escaleras mecánicas que, me parecieron lo más extraño del mundo. Quizá bajaran a unos túneles. Aunque he leído mucho sobre las tres reinas, nunca había encontrado una descripción de la ciudad, y me la imaginaba de cualquier manera menos así de extraña.
Los agujeros y las casas empezaban a desaparecer cuando Drew paró en seco. Silbó ,y de repente, tres hermosos dragones aterrizaron ante nosotras. Uno era blanco como la nieve y tan hermoso como los edificios del principio de la ciudad. El segundo que aterrizó era tan negro como el carbón e igual de hermoso que la noche. Tenía los ojos rojos y por todo el cuerpo tenía dibujado una serie de líneas que parecía…¿una telaraña? Enseguida supe lo que era. Un mapa de los túneles. Empecé a comprender aquella ciudad. El tercer dragón era gris, un gris que según el momento se volvía perla o humo. Entonces sí que supe realmente como funcionaba aquello. Pero había algo que me faltaba…
Yo monté en el dragón gris, Nina en el blanco y Drew en el negro. Volar fue una experiencia increíble, pero como se suponía que no era la primera vez que vlvaba en dragón, tuve que guardarme el entusiasmo para otros momentos. Además, en teoría, estaba volando hacia mi muerte. El vuelo se me hizo cortísimo, a pesar de que debimos volar alrededor de una hora. Supe que estábamos llegando a nuestro destino cuando vi a lo lejos lo que parecía ser una mezcla de las dos caras de la ciudad que había visto anteriormente. En aquella parte, rascacielos blancos y luminosos convivían sin desentonar, para mi perplejidad, con enormes agujeros en el suelo y casas ocuras y en ruinas. Todo parecía estar en perfecta armonía.
Los dragones no llegaron a entrar en la ciudad, nos dejaron en los límites de aquella parte. Bajamos, y sin decir una palabra, como habíamos hecho durante todo el viaje, seguimos andando.
Esta vez, cuando Drew paró, nos encontramos ante un palacio dorado en cuya fachada estaban tallados los mismos dibujos que en la puerta. El palacio estaba construido sobre el río que atravesaba la ciudad, los dos torreones principales, se erguían uno en cada orilla. Imponentes y hermosos, pero sobretodo, dorados. Los dos torreones estaban unidos por un puente, sobre el cual estaba edificado el resto del palacio. Lo que más me impactó, fue la torre de cristal que comenzaba en la mitad de el puente y que se elevaba por encima de las nubes y de la cual no pude ver el final de lo alta que era. Al ver que no se veía el interior de la torre y que se reflejaban los alrededores reparé en que la torre no era de cristal, si no de espejos.
A primera vista, me pareció que el palacio no tenía ningún tipo de entrada, pero no me sorprendí al ver a la superiora caminar hacia el puente. Dí por supuesto que murmuraría otro hechizo o un fénix nos elevaría a la entrada que se encontraría en lo alto de la torre de los espejos. Pero no, no pasó nada de eso. En lugar de lo que yo había imaginado, Drew comenzó a sumergirse en el agua. No salía, así que yo también me sumergí, después de mirar a Nina extrañada y de que ella me devolviera una mirada matadora, como si me considerase estúpida.
El agua estaba helada, pero aquello no frenó mi inmersión. De hecho, aunque notaba el frío, no notaba el agua mojando mi ropa. Noté el movimiento del agua cuando Nina se sumergió y tan rápido como había entrado me encontré fuera de ella. Lo supe porque dejé de notar frío y humedad. Mi ropa se encontraba igual de seca que antes de sumergirme. Abrí los ojos y me sorprendí al verme reflejada en un espejo. Supe entonces que había llegado a la torre de los espejos.
Me giré lentamente y contemplé la majestuosidad con la que estaba decorada. Era una sala enorme, con una gran fuente en el medio. La fuente era igual de dorada que el palacio. Estaba compuesta de tres pisos, ordenados de mayor a menor comenzando desde el suelo. Aquella fuente era muy hermosa pero no me dio tiempo a admirar su belleza como hubiera querido, porque otra cosa llamó mi atención.
            Tres tronos de oro.

jueves, 2 de agosto de 2012

Mea culpa!

Oh mis querid@s lector@s! Cuanto tiempo sin dirigiros la palabra! Debéis saber que esta entrada es una disculpa informativa un tanto Abigailzada. Comencemos.
Lo primero, volví de campamento hace muuuuchos días pero enseguida me volví a ir de vacaciones y he estado a caballo entre mi ciudad y las fantásticas vacaciones. Por tanto, espero que comprendáis que me ha sido imposible escribir y me he dedicado a la vida de relax de un escritor retirado.
Para seguir, me gustaría comunicaros que el año que viene me voy a Inglaterra a estudiar y por tanto mi blog va a sufrir sequía de capítulos. O quizá no... He estado pensando y he llegado a la conclusión de que lo mejor es que me ponga a escribir a tope, escriba el mayor número de capítulos posibles y una vez escritos, irlos publicando. Pero no prometo nada. Os he contado mi intención (INTENCIÓN) y espero que no me reprochéis nada.
Tercero, también tengo otra posibilidad, que es la de cerrar el blog, terminar todos los capítulos y aventurarme en busca de una editorial que me lo publique. Esta idea no me convence demasiado pero mi madre esta empeñada en que es la mejor. De momento no me interesa publicarlo, ya que tengo un par de ideas para escribir mejores que esta pero, nunca se sabe!
Y para terminar, voy a hacer un concurso. Más que nada para que tengáis algo de la décima secta en vuestros pensamientos mientras yo no esté. El concurso es bien fácil. Tenéis que inventaros una secta. Lo que sea menos vampiros, hombres lobo, ángeles, demonios y todo eso... No quiero caer en ese patrón. Podéis inventaros cualquier tipo de secta y de seres que la compongan. La idea que más me guste se hará realidad. Y la inventora de esa secta tendrá el honor de crear un personaje para mi libro. Tendrá que pertenecer a la secta que ella ha creado, por tanto una pequeña parte de su imaginación quedará reflejada en mi historia. Escribidme vuestras ideas en los comentarios, yo las iré leyendo y seleccionando. No voy a poner una fecha de entrega límite, pero las que tengan intención de participar, intentad hacerlo antes de Septiembre. Además de todo esto, estará el típico premio de la entrada si tenéis blog y alguna otra cosa si no lo tenéis, dadme tiempo para pensar, ya os he dicho que estoy en modo escritor retirado.
Dicho esto, espero que vuestra imaginación fluya, vuestros dedos escriban y las sectas estén siempre presentes en vuestras mentes.
Un beso a tod@s mis princesitas (y principito si hay alguno).
Queen A.

miércoles, 4 de julio de 2012

Capítulo 9


Cuando abrí los ojos aquella mañana de sábado me pegué el mayor susto de mi vida. ¡Había una cara pegada a la mía! Salté de la cama y Molly empezó a reírse como una loca. Cuando paró me dijo:
-¿Sabes que me han salido una alas chulísimas? Aún son pequeñas pero mamá me ha dicho que dentro de poco serán demasiado grandes para esconderlas. ¿Te las enseño? No sé por qué tengo que esconderlas, ¡si son geniales!
-A ver, enséñamelas- dije un poco abrumada por su clara ignorancia.
            Se dio la vuelta y se levantó la camiseta de su pijama de Hello Kitty. De su espalda crecían dos pequeñas alas de colores tostados con unas plumas enormes. Mi madre tenía razón dentro de poco serían demasiado grandes.
-¡Ostras Molly! ¡Qué chulas! ¡Yo también quiero unas!
-Pues no, son mías, tú no puedes tener- dijo. Y salió corriendo de mi habitación.
            En cuanto salió, mi móvil comenzó a sonar. Miré el número. Alexander. Cogí.
-¿Te despierto preciosa?- dijo su voz al otro lado del móvil.
-No, pero en cuanto te vea te voy a romper tus preciosos dientes- mascullé. Él se rió.
-He hablado con los protectores. Acceden, por supuesto.
            Claro, ¡los protectores! Me maldije por no haber tenido la idea. La Secta Protectora era, según mi punto de vista, la que menos merecía el nombre de secta. Era más bien una organización que se encargaba de proteger a todo tipo de seres que lo necesitaran. Los que más recurrían a su ayuda eran los Galys, para protegerse de los Huntex. Y, por supuesto, Alexander había acudido a ellos.
 La Secta Protectora estuvo protegiéndome. Cuando se enteraron de que los sangrientos buscaban a Scarlet Waltsen, se pusieron rápidamente manos a la obra. Me encontraron antes, pero a pesar de ser una secta eficaz, no pudieron superar a los sangrientos. Ellos eran mucho más poderosos y mataron a mis protectores antes de hacerme conocedora de todo.
-Gracias Alexander, muchísimas gracias.
-He quedado con ellos a las doce, ¿vienes?
-Claro. ¿Me pasas a buscar?
-Por supuesto, aunque podría coger tú coche. Me lo debes.
-Adiós Alexander.-Y colgué.
            En cuanto colgué vi que tenía tres llamadas perdidas de un número desconocido. Pero no era tan desconocido para mí. Esperé un minuto y volvieron a llamar. Cogí, pero con un odio terrible.
-Buenos días, mi señora Escarlata. ¿Ha tenido usted unos sangrientos sueños?
            Obviamente, me llamaban de la Secta Sangrienta. Cualquiera sabe que querrían ahora… Siempre me llamaba mi ‘secretaria’, como la llamaba yo. Ellos la llamaban esclava. Era una chica guapa pero daba mucho miedo. Tenía una belleza… cruel, y tan solo 15 años. Sus ojos eran negros como pozos sin fondo y su melena rubio platino le llegaba hasta las caderas. Siempre llevaba los ojos maquillados de negro, lo que hacía más oscuros sus ojos. Pero lo que más miedo daba eran sus colmillos. Eran tan largos y afilados como los de un vampiro. Por supuesto, no era una vampiresa, pero no creáis que no me lo pregunté unas cuantas veces.
            Y ahora empezaba la función. Menos mal que yo era una buena actriz.
-Claro que si, Rea. Te dije la primera vez que me llamaste que no me lo volvieras a preguntar. Voy a tener que hacer que tengas tú una realidad más sangrienta de lo que te gustaría.
-Está bien, mi señora Escarlata.
-Y no me llames así. Debes llamarme por lo que soy, tu diosa.
-Como desee, mi diosa Escarlata.
-¿Para qué llamas, Rea?
-He recibido órdenes directas de nuestra superiora, Drew, para que se presente de inmediato en nuestra sede.
-A ver, Rea, es tú superiora, no la mía. Yo soy vuestra diosa y  no puede darle órdenes a una diosa.
-Lo siento mi señora Escarlata.
-De verdad, Rea, eres imposible. Pero tranquila, dile a esa tal Drew que iré.
-Muchas gracias, mi diosa Escarlata.
-No me las des. Adiós Rea.- Y colgué.
            Cuando la superiora decía de inmediato, era de inmediato para todo el mundo menos para mí. Y eso era una ventaja. Pero no quería retrasarme, seguramente sería algo importante. Entonces me acordé de Alexander. Mierda, no llegaría a tiempo a nuestra cita con los protectores, así que le llamé, le expliqué lo que pasaba, y me dijo que iría él solo.
            Siempre que visitaba la sede de la secta me vestía con un look a lo diosa sanguinaria vengativa. Y, a decir verdad, me gustaba mucho ese estilo. Me puse un corsé rojo escarlata y una falda muy, muy larga negra con algo de vuelo. Y, por supuesto, unos tacones negros altísimos, casi imposibles para caminar. Casi. Me hice un recogido que aprendí a hacer en internet que se llamaba ‘peinado diosa griega’. Por último, me puse la tiara de rubís que me regalaron los sangrientos. No quise ni imaginarme el precio.
            Cuando bajé no había nadie en mi casa. Supuse que mi madre se había llevado a mi hermana a la sede Byrel. Tenía el estómago cerrado así que salí directamente.  En la puerta había un coche esperándome. Un Rolls Royce precioso. Pero sangriento. Rea estaba fuera del coche con una tenebrosa y cruel sonrisa. Me hizo una reverencia que yo ignoré y con la cabeza bien alta entré en el coche cuando Rea me abrió la puerta. Ella se sentó a mi lado, pero solo porque yo le dejaba. En teoría tendría que sentarse al lado del conductor y ninguno de los dos debería mirarme. Eso a mí me aburría.
-Está guapísima hoy mi diosa Escarlata- dijo Rea nada más montarse.
-Lo sé. Tú también Rea- comenté. Y era verdad.
            Se había recogido el largo pelo rubio platino en una larga trenza que sujetaba con una goma negra con una calavera roja. Llevaba un vestido rojo oscuro ceñido por arriba y con bastante vuelo por abajo. Además de bonito era corto. También se había puesto unas sandalias doradas planas. Por supuesto, sus ojos estaban maquillados de negro y sus labios solo  con brillo transparente.
-Muchas gracias mi diosa.
            Lo que peor llevaba era que me llamaran ‘diosa’ o ‘mi diosa’ era algo que no aguantaba.
-Oye Rea, quiero que desde ahora me llames sólo Escarlata, ¿de acuerdo?
-Como deseéis Escarlata.
-Como desees Escarlata- le corregí. Esa chica me caía bien, iba a tener un poco de consideración con ella.
-Como desees Escarlata- dijo mientras esbozaba una sonrisa.
-¿Sabes Rea? En cuanto lleguemos a la sede no serás nunca jamás una esclava. A partir de ahora serás mi asistenta, ¿vale?
-Oh, ¿en serio? ¿Podré quitarme este horrible collar?- preguntó emocionada. No dejaba de ser una chica de quince años. Además, la desgastada tira de cuero que llevaba al cuello como símbolo de su esclavitud era espantosa.
-Por supuesto, y haré que te regalen otro mucho más bonito. Estoy harta de verte con esa horrible cosa en el cuello. Pero tendrás que trabajar mucho más, querida.
-¡Me da igual! ¡Acepto! ¡Gracias Escarlata!
-No es una petición, Rea. Te lo estoy comunicando- le dije con el tono de voz de la diosa.
-Por supuesto Escarlata- dijo. Y ninguna de las dos volvió a hablar hasta que llegamos a la sede.
            La sede de la Secta Sangrienta era aquel palacio que se veía desde el restaurante Cielo, el restaurante donde había comido con Alexander. El coche paró y Rea se bajo a abrirme la puerta. Bajé del coche y entramos al palacio. Una vez dentro, dos hombres vestidos de negro anunciaron nuestra llegada. Yo exigí ver a la superiora enseguida, que no se me hiciera esperar. Y los pobres guardias tuvieron que obedecerme. La alternativa era sufrir el castigo de su diosa.
            Aguardé de pie ante la escalinata central a que Drew bajara. Era una mujer joven para ostentar su cargo. Tendría unos 47 años pero mucha clase y elegancia. Según tengo entendido, su madre, y anterior superiora murió asesinada, y por eso ella se vio obligada a subir al cargo mucho antes de lo previsto. Obviamente los asesinos de su madre no seguían vivos.
            Esto de los superiores no era muy complicado. El primer punto era que el cargo se heredaba, era como la realeza. Lo segundo era que el sexo del superior dependía del sexo de aquello a lo que se dedicara la secta o aquello a lo que adorasen. La diosa Escarlata era una mujer, por tanto la Secta Sangrienta tenía una superiora. También me habían explicado que en cada sede de cada secta había un regente y el superior o superiora vivía en la sede central. Por supuesto, la superiora de esta secta no vivía aquí, pero dado que yo sí lo hacía, se había mudado aquí con todo su séquito.
            Cuando Drew bajó por la escalera, los guardias la anunciaron y yo tuve que hacer el mismo esfuerzo de siempre para no parecer impresionada. Llevaba unos zapatos de tacón más altos que los míos y una túnica de seda negra ceñida con un cinturón trenzado de color oro a la cintura. En el brazo lucía el tatuaje con el símbolo de la secta, la silueta de una mujer de espaldas empuñando una espada en alto con una luna roja detrás. Se había puesto el collar con el rubí que todas las superioras heredaban.
-Mi diosa- saludó haciendo una reverencia.
-Superiora- contesté yo con una leve inclinación de cabeza.
            Los guardias anunciaron a alguien que entró en la sala mientras nos saludábamos.
-Mi diosa, me gustaría presentarte a alguien- dijo Drew señalando la escalinata por la que bajaba una joven.- Mi hija, Nina Von Tyre.

Bonjour!


Hola a todos! 
Mañana me voy de campamento y hasta el día 13 no podré subir más capítulos. Por eso, hoy me he puesto las pilas y voy a colgar el 9 en cuanto termine de escribir esta entrada. En el capítulo nueve.........(redoble de tambores)........SE DESCUBRE QUIÉN ES LA PELOZORRA!!! BIEEEEN!!! (Beid, tú aún vas a tardar en salir querida...) 
Cuando hayáis terminado de leer mis capítulos y nadie en el mundo bloggero haya actualizado, me gustaría que os pasarais por el blog de una amiga, Dani, que escribe maravillosamente bien. En su blog podréis leer la historia de los décimos juegos del hambre, la cual terminó hace poco, y también disfrutar del comienzo de su nueva historia, Exponentia. A mi me cautivó desde el primer capítulo.
Bueno, dicho esto solo me queda esperar que os guste el capítulo y que no sufráis mucho esta semana sin Queen A, mis princesitas.
Besos:)

Capítulo 8


Después de pegar a Alexander busqué su coche. Pero no para hacerle un arañazo o algo parecido, yo soy mucho más lista. El muy idiota se había dejado la cazadora dentro del local y dentro de la cazadora estaban las llaves. Así que, en cuanto encontré las llaves, fui a buscar su coche. La verdad, tenía un coche precioso. Y ahora era totalmente mío. Sonreí con satisfacción antes de montarme y con superioridad cuando arranqué y puse rumbo a mi casa.
            Llegué a casa sobre las doce de la noche y cuando entré mi madre no se había acostado aún. Me esperaba para más tarde.
-¡Scarlet, cariño! ¿Cómo es que estás aquí tan pronto?- preguntó al verme.- ¡Qué guapa estás!
-Gracias mamá. Es que el concierto se volvió aburrido y tuve que volver porque me encontraba un poco mal-. Últimamente mentía mucho, y esa mentira no era de las más graves…
-¿Cómo has vuelto? ¿Te  ha traído Abigail?
-No, he venido en el coche de un amigo.  A él le iban a llevar y no necesitaba el coche. Además, no quería molestar a Abi.
-Vale hija. Bueno, verás Scarlet… tenemos que hablar-. ¿Hablar? ¿Mi madre preocupada y queriendo hablar? Vale, allí pasaba algo.
-¿Qué pasa mamá? ¿Han vuelto a decirte algo los asquerosos sangrientos esos?- pregunté temiéndome lo peor.
-No cariño, esto es… peor.
-¿Qué pasa mamá? ¡Dímelo ya!
-Verás… Tu hermana es una Galy.
-¿Qué? ¿Y eso que tiene de malo? ¡Molly es una Galy! ¿Qué animal es?- pregunté entusiasmada. Espera Scarlet… aún no ha terminado.- ¿Hay algo más verdad?
-Si hija, si. Que tu hermana sea una Galy no es nada malo. Tiene unas alas de águila preciosas y con la personalidad tan aguda e inteligente que tiene lo veía venir. Hasta hice un hechizo para verlo. Pero eso no es todo. Tu padre es un Huntex.
            No. NonononononoNOOO!!!! Mi padre no, por favor. Cualquiera menos él. ¡Mi padre no puede ser un Huntex!
-¿Qué estás diciendo mamá? No puede ser verdad. Él no le hará daño a Molly, ¿verdad? No lo hará… No será capaz… No…- se me caía todo encima. Eso era demasiado para mí. Puedo soportar conocer todo esto de las sectas, puedo soportar ser una maldita diosa, puedo soportar que me hablen niñatas insolentes con el pelo rojo e incluso puedo soportar que Alexander haga lo que le dé la gana con otras. Pero no puedo soportar que mi padre pertenezca a la secta que mata seres como mi hermana. Su hija. Mi hermana. ¡Su maldita hija!
-No sé qué hacer Scarlet, no sé qué hacer…-empezó a llorar mi madre. Joder, mi madre llorando. Una de las Byrels con más poder de la Tierra llorando. Tenía que hacer algo.
-Tranquila mamá yo me ocupo de todo- acababa de recuperar la sangre fría y en mi cabeza todo empezaba a funcionar como de costumbre buscando una solución a aquel problema.
            Subí a mi cuarto dejando allí a mi madre. Me quité el vestido y me quedé en ropa interior. Si quería pensar algo útil tenía que alejarme de la fuente de emociones. Me tumbé en la cama y comencé a pensar. Media hora después mi cabeza ya tenía la solución. Me incorporé rápidamente y cogí el móvil de mi cazadora. Me disponía a hacer una llamada cuando dios vino a verme.
            Bueno, dios no. Alexander, que era precisamente con quién quería hablar. El muy guapo estaba sentado en la barandilla de mi balcón con una de sus sonrisas. Iba a dejarle pasar cuando recordé que le había pegado, estaba muy cabreada con él y me había llevado su coche. Y que estaba medio desnuda.
            Cerré las cortinas rápidamente y me puse lo primero que agarré del armario. Un camisón negro de encaje. Vale, estupendo, precisamente eso. Dejé pasar a Alexander, que sonreía mirándome de arriba abajo. No me ponía nerviosa, es más, hasta me gustaba…
-¿A qué has venido?- pregunté mirándole.
-Obviamente a verte en ropa interior y a quitártela. ¿A qué voy a venir?- me contestó sin dejar de mirarme ni de sonreír.- Aunque si te quieres quedar con el camisón, por mi está bien.
-Haz el favor de callarte- bufé a la vez que le lanzaba las llaves de su coche.
-De nada. Me debes una disculpa.
-No te debo nada, cariño- le contesté irritada
En realidad sí que debería disculparme si quería que me ayudase.
-Bueno, vale, perdón- dije refunfuñando.- Necesito tu ayuda- solté de repente.
-Ah, ¿así que ahora necesitas que te ayude, no? Haberlo pensado antes de pegarme y llevarte mi coche- dijo. Se dio la vuelta, decidido a irse.
-Por favor, Aleander. No te lo pediría si no fuera importante. Además, no te lo pido a ti, se lo pido a la Décima Secta.
            Él se quedó pensándolo. Dio una vuelta por mi habitación toquiteando cosas. Una vuelta, y otra, otra y se tumbó en mi cama. Se levantó y se sentó en mi escritorio. Le fulminé con la mirada muchas veces pero seguía a lo suyo. Se acercó a mí y me quitó el tirante del camisón, que se deslizó por mi hombro hasta caer. Después me levantó la barbilla para que le mirara y dijo:
-De acuerdo. Pero, ¿qué gano yo a cambio?
-Nada.
-Me sirve- contestó.- Bien, ¿qué necesitas guapa?
-Mi hermana es una Galy. Un águila para ser exactos.
-Ajá… Como Xylianna… Una chica interesante la pantera… Pero no veo que tiene de malo que sea una Galy… Bueno, van a intentar matarla pero a ti también te quieren matar muchas personas.
-Mi padre es un Huntex.
-Joder S, eso sí que es un problema. Por favor, dime que no tiene un pico de pájaro…
-No, tiene unas alas.
-Será jodida… ¿No podía tener uñas afiladas u ojos amarillos?
-Por favor Alexander, no sé si mi padre la matará pero no quiero arriesgarme. ¡Es un maldito Huntex! Tienes que ayudarme a que no lo descubra.
-Tranquila, sé lo que hay que hacer. Verás, tenemos infiltrados en todas y cada una de las sectas. Menos en la Sangrienta, se nos resisten las pruebas de admisión… El caso es que tu padre trabaja fuera. No me preguntes por qué lo sé… Haremos que surja un imprevisto y que este fin de semana no pueda venir. Ya veremos mañana lo que hacemos con las alas de tu hermana.  ¿En serio, alas?
-Sí, alas- contesté aliviada.- Muchas gracias Alexander, muchísimas gracias.
-Todo sea por ti, guapa- y se acercó a mi boca.
            Cuando me besó, no fue como otras veces. Este beso era mucho más… cortés. Normalmente sus besos eran tan intensos que te hacían sentir salvaje. Pero este era… raro. Como si le faltara algo. Me separé de él.
-¿Te pasa algo, Alexander?
            Gruñó algo y me volvió a besar, esta vez con la misma intensidad que otras veces. Sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo, cubierto únicamente con el fino camisón de encaje negro. Yo le quité la camiseta y la verdad es que estaba bueno el chaval. Y en ese momento era mío. Me aupó y me sentó en el escritorio. Me clavé la punta de un bolígrafo al apoyar la mano para equilibrarme. Estaba demasiado ocupada con la boca de Alexander como para darme cuenta del dolor. Reparé en algo.
-Nos hemos conocido hoy Alexander y ya estamos así- le dije mirándole a los ojos en un respiro que el beso nos dio.
-Lo sé- y me volvió a besar. Para entonces yo ya había recobrado la cordura y le separé suavemente de mí.
-¿Haces esto con todas verdad?- le pregunté sonriendo.
            Él se rió y me contestó.
-Con la mayoría.
-Estupendo- dije. Le di un beso suave en los labios y me bajé del escritorio.-Me gusta que seas tan sincero- le sonreí.
-A mi me gustas tú- comentó mientras buscaba su camiseta. La encontró en la otra esquina de la habitación. La tiré con bastante fuerza…
-Venga vete…- dije mientras le empujaba hacia la ventana.
-Te veo mañana- dijo. Me besó y salió al balcón. Empezaba a bajar por el árbol cuando me acordé de algo.
-¡Alexander!- grité mientras salía al balcón y me asomaba por la barandilla.
-¿Sí, Scarlet?- contestó alzando la vista.
-¿Quién era esa tal Nina?
            Saltó al suelo y antes de meterse al coche me contestó sonriendo:
-Lo vas a averiguar muy pronto.
            

lunes, 2 de julio de 2012

Capítulo 7


-¿Qué cojones estás haciendo?-grité nada más entrar en el cuarto.
            Me paré a observar la escena y vi a Abi sentada en el centro de la habitación haciendo volar una camiseta blanca básica mientras le lanzaba un chorro de luz fucsia. Cindy estaba sentada en la cama con la boca abierta y Melody contemplaba la escena de pie al lado de la ventana sin ningún asombro aparente.
-Abigailizo la ropa que me voy a poner-me respondió tan tranquila.
            En la cama Cindy seguía flipando e intentaba decir algo. ¡Maldita Abigail! ¡Cindy era una ignorante hasta ahora! ¡Tendría que haber seguido así! Melody ya lo sabe todo, sus padres se lo contaron todo hace mucho tiempo y es de las pocas personas que conoce las sectas y no pertenece a ninguna. O eso nos decía.
-¿Qué narices es eso?-consiguió decir Cindy. Abi seguía Abigailizando la camiseta.
-Vale, Cindy, bienvenida al mundo de las sectas- contesté mientras miraba con odio a Abi.- ¡Por lo que más quieras Abigail, para ya!
-Vale, vale. Te relajas Reina S- me  soltó tan airada como siempre.
            Bajó los brazos y la luz rosa se apagó al instante. La camiseta cayó al suelo, ya completamente Abigailizada. Había pasado de ser una simple camiseta de tirantes blanca a ser completamente fucsia con pinchos de metal rosa por la parte delantera. Ahora también era más larga por atrás que por adelante y era transparentemente rosa por atrás. Muy Abigail.
-¿A qué te refieres? ¿Sectas? ¿Por qué Abi emitía luz rosa por las manos? Y, ¿por qué vosotras no estáis flipadas? ¿Y por qué mi camiseta es ahora tan hortera?- escupió Cindy precipitadamente.
-¡Oye! ¡No te metas con mi camiseta!-gritó Abigail. Después, la muy zorra, se rió.
-Vale Cindy, esto va para largo…-dije yo cansada.
            Tardamos unas dos horas en explicarle todo y que lo entendiera. A la media hora de explicar subió Xylianna y aprovechamos para explicarle más cosas. Cuando llevábamos ya una hora, X fue a por zumos a la nevera, y volvió con chocolate. La última hora fue la hora de las preguntas de Cindy. Al final, después de unos cuantos trucos de Abi y Xylianna, se lo creyó y empezamos a prepararnos para salir.
            Abi se puso su camiseta recién Abigailizada y unos pantalones cortos de cuero rosas que le prestó X. Melody y Cindy rebuscaron en el armario de esta última y al final Melody se puso un vestido negro y medias de rejilla con tacones rojos y Cindy un vestido camisero blanco con un cinturón de cuero negro y se puso un chaleco de lentejuelas. Yo removí cielo y tierra hasta encontrar  lo que había dejado en el armario de Cindy para ocasiones como esta. Un vestido largo negro muy suelto abierto por un lateral por el que se podía ver la pierna. Era transparente con la espalda descubierta y tenía un cinturón rosa palo. Mis botines rosas del mismo color que el cinturón y una cazadora de cuero negra con tachuelas plateadas. Le pedí a Abi que le diera un retoque a mis botines y el tacón se volvió negro. Estábamos fabulosas.
Llegamos a la sala dónde iba a tener lugar el concierto sobre las nueve. Había otra cola interminable, pero al igual que en Paolo’s, éramos Vip y no tuvimos ningún problema en ponernos las primeras de la cola para dar nuestros nombres y que nos dejaran pasar. Cuando entramos al local, el grupo ya estaba en el escenario afinando instrumentos. Decidí ir a dar una vuelta con X para ver con quién nos encontrábamos. Cindy y Melody fueron a la barra y Abi a enseñarle su camiseta a Diana.
Nos cansamos de andar sin rumbo y nos sentamos en una mesa con sillones rojos. El camarero vino y X pidió una cerveza. Yo una Coca-Cola, cómo no. Empecé a contarle todo lo que había pasado con Alexander mientras ella me sonreía entre trago y trago. Cuando terminé de contarle todas las novedades ella se quedó seria, esbozó una sonrisa y empezó a gritar:
-¡Te gusta, te gusta, te gusta, te gusta, te gusta!-como si fuese un niña pequeña. Alucinante. X seguía gritando cuando alguien de entre la multitud habló.
-¿Quién te gusta?-preguntó alguien.
            Me giré y, cómo no, me encontré con la cara de Alexander a cinco centímetros de la mía. Xylianna se dio cuenta enseguida de lo que pasaba y dijo:
-Uuuuy, tú debes de ser Alexander. X, encantada de conocerte-y le tendió la mano elegantemente para que se la besara. Y claro, él, todo lo cortés que es, se la besó.
-En efecto, soy Alexander. Y obviamente, tu eres X, la Galy pantera ¿verdad?
            Advertí sorpresa en los ojos de Xylianna, pero enseguida se recuperó y volvió a sonreir.
-En efecto, la pantera, Alexander de la Décima Secta-. Vale, ahora la sorprendida era yo.
            Pero no solo yo, Alexander estaba con la boca abierta mirando a X de hito en hito sin poder creer lo que acababa de oír.
-Tú, que te las das de listo, deberías saber que algunas Galys leemos la mente.
-Vale, ahora ya sé por qué eres amiga de Scarlet-comentó riéndose.
-Bueno, bueno… ya os conocéis así que… si no os importa…-dije yo incómoda.
-¡Calla! Ya me voy Scarlet…- dijo X riéndose. Se levantó y se fue moviendo su culo de pantera al escenario.
-Bueno cariño, ya estamos solos- dijo Alexander con una picardía no muy sutil.
-Hombre, estamos en una sala de concierto. Solos, lo que se dice solos, no estamos-dije yo para joderle por haberme llamado cariño.
-Calla-y me besó. Por todas las sectas, ya podía hacer esto más a menudo…
            Cuando se separó de mí tenía brillo de labios en la boca. A mí no me quedaba ni un poco. Empecé a reírme y él me miró con cara extrañada.
-¡Tienes brillo de labios en la boca!- exclamé sin poder parar de reírme.
-Vete a la mierda Scarlet.
-Ven, que te lo quito- y le besé. Uffff otra vez esa sensación de felicidad…
            Mientras estaba yo tan feliz en pleno beso alguien me tocó el hombro. Eso que se hace para llamar la atención de una persona. Le ignoré, tenía la boca de Alexander junto a la mía, ¿cómo no iba a ignorarle? Pero al décimo toque me giré enfadada y grité:
-¿Qué narices quieres?-grité exasperada.
            Ante mí se encontraba una chica joven, de mi edad más o menos y bastante guapa. Era casi tan alta como yo. Tenía los ojos marrones, oscuros y muy profundos. Su pelo era rizado y rojo burdeos y le llegaba por debajo de los hombros. Sus labios, que en ese momento sonreían, estaban pintados del mismo rojo oscuro que su pelo. Vestía un corsé rojo con encaje negro y unos pantalones de cuero negros. También llevaba unos zapatos rojos de tacón con pinchos que de haber sido rosas le habrían encantado a Abigail.
            No me contestaba, parecía que estaba esperando algo.
-Eoooo, ¿quieres algo?- le dije molesta.
-Me tienes que hacer una reverencia- contestó ella.
            ¡¿QUÉ?! ¿Acaso hay una cámara oculta por aquí?
-¿Perdona? ¿Quién narices eres tú niñata?-le contesté enfadada.
-Emmm… Scarlet- oí a Alexander detrás de mí.
-¿Qué quieres tú ahora? ¿No ves que esta cría me está molestando?-le grité ya furiosa.
-Creo que deberías de tenerme un poco más de respeto. Y dejar de besarte con Alex. Es mío por si no lo sabías.
            Esto ya era demasiado, vamos a ver… ¿PERO QUIÉN COJONES ERA ESA CHICA? Así que me levanté todo lo alta que yo era y le dije:
-Mira niña, no sé quién eres ni me importa pero hazme el favor de mover tu culo fuera de mi vista. ¿Y qué es eso de que Alexander es tuyo? Muérete niñata.
-¡A mí no me hables así, estúpida! ¡Soy Nina Von Tyre y exijo un respeto! ¡Vete ahora mismo de este sitio! Y hazme la maldita reverencia-joder, echaba fuego por los ojos. Daba miedo esa tía. Pero no a mí. Y le pegué una bofetada.
-No sabes a quién acabas de pegar maldita ignorante. Voy a arruinarte la vida- me dijo con asco. Se giró, todo lo digna que se creía, y se fue moviendo el culo fuera de mi vista.
-Bueno, todo solucionado- le dije a Alexander. O eso creía yo porque el muy cobarde se había ido. ¡Maldito estúpido, joder!- pensé. Y después de aquel altercado con esa tal Nina Von Tyre, creo que se llamaba, empezó el concierto.
            Aquella noche la voz de Diana hacía daño a mis oídos y aquello no era normal. Los acordes de la guitarra de Daniel me parecían irregulares y sucios. La batería de Lucas sonaba cada vez menos acompasada y el bajo de Will me daba dolor de cabeza. Estaban tocando Broken Mirror, la canción que más me gustaba, y aquella noche me sonó como los gritos del infierno.
Estaba tan mareada que me salí fuera a tomar el aire. Cuando me relajé y pude pensar con claridad y respirar con normalidad me dispuse a entrar. Pero a punto de pasar dentro oí a dos personas hablar. Y claro, por mucha diosa Escarlata que yo fuera seguía siendo una cotilla. Pero en ese momento no hubiera cotilleado si no hubiera oído mi nombre. Bueno, no mi nombre exactamente pero si ‘diosa Escarlata’.
Las voces venían de un callejón al lado de la puerta. En cuanto me asomé vi a Alexander. Cómo no… Si el cabrón de él estaba en todas partes. Me imaginaba con quién estaba hablando. Le pedí a Alexander que ayudara a Cindy a entender mejor todo y el momento más discreto para hablar era ese. Me giré para volver a entrar pero capté un destello rojo. Y ese rojo no era rojo-pelo Cindy. Ese rojo era rojo- pelozorra.
Entré enfurecida al callejón y, efectivamente, la zorra de Nina y su pelo color rojozorra estaban apoyados en la pared. ‘Su’ Alexander hablaba con ella a unos pocos centímetros de su cuerpo. Estupendo, lo que me faltaba. Antes de que Alexander pudiera decir ‘Puedo explicarlo’ y mucho antes de que la pelozorra pudiera mirarme con superioridad me reí. Me reí en sus caras como nunca me había reído. Mientras reía, que era la maniobra de distracción, me acerqué a ellos y pegué otra bofetada.
Pero ésta a Alexander. Y sin parar de reír me alejé moviendo el culo fuera de su vista.