miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 14

En cuanto salimos del restaurante,  Alexander prácticamente me arrastró hasta el coche y se ocupó de que me metiera antes de sentarse en el asiento del conductor.
            -¿Se puede saber qué narices te pasa?- le pregunté bastante irritada.-¿Por qué motivo me sacas así de Paolo’s? Es más, ¿quién te ha dado derecho para ha…
            -He visto el coche de Nina doblando la esquina y como sé lo bien que le caemos he creído conveniente no alegrarla demasiado con nuestra presencia.
            -Vale, ahora ya estoy más convencida de que no estás loco. De todos modos, ¿cómo es el  coche de la pelizorra esa? Más que nada para tenerlo en mente por los posibles próximos encuentros. No me gustaría tener que llevarme tu coche cada día- le dije sonriendo sarcásticamente. Los dos sabemos que en realidad me encantaría.
            -Es un descapotable plateado. Si tienes dudas de cuál es, mira a las llantas. El suyo las tiene rojas.
-¿Por qué no me sorprende?-  contesté muerta de risa.
                Entonces fue cuando Alexander se puso serio. No sé si ya lo había comentado, pero aparte de parecerme muy sexy cuando los chicos se ponen serios en plan ‘has-llegado-tarde-tenemos-que-hablar’, me preocupa bastante. Se veía claramente que estaba eligiendo las palabras para empezar a decirme lo que la diosa quisiera que me fuera a decir.
            -¿Sabes que esto no ha hecho más que empezar, verdad? Todo lo que has pasado este verano, todo lo que has tenido que aprender a la fuerza y toda la gente que has tenido que conocer no son más que las dos primeras líneas de una introducción de 20.
            -¿Por qué me dices eso ahora?-pregunté bastante sorprendida.
            -Porque necesitas saberlo. La gente espera cosas de ti. Gente importante que espera cosas importantes. Y me estoy refiriendo a los buenos.
            -Define importante y define los buenos.
            -Los líderes de las Sectas que se oponen a los Sangrientos. Los Protectores, los Byrel y las otras sectas de menor rango. Bueno, y nosotros, la Décima Secta.
            -¿Pero qué es lo que esperan de mí?- exclamé.- No puede ser tan importante.
            -Saben que no eres Escarlata, y no me grites -se apresuró a decir- porque tu vida no está en peligro de momento. La Décima Secta se ha encargado de hacer saber a las diferentes sectas sobre tu auténtica identidad. Todos los líderes de las sectas que consideramos aliados en una futura guerra, aunque no sepan que existimos, conocen tu secreto.
            -Vale, lo he pillado. No soy tonta y antes de que me arrastrases fuera de Paolo’s, los protectores me han dicho que quieren que destruya a los Sangrientos. Me he dado cuenta Alexander. Y me parece absurdo- y creedme, me parecía realmente absurdo.
            -¿Absurdo? ¡Para nada! ¿Cómo va a ser absurdo destruir la tiranía con la que los sangrientos gobiernan el mundo? ¡Todo el terror y el dolor que causan cada día desaparecerá para siempre y tú, yo, nosotros podremos ser libres!- prácticamente aulló Alexander mientras le brillaban los ojos.
            -No es eso lo que me parece absurdo. A lo que me estoy refiriendo es al hecho de que esperan que yo destruya a nada más y nada menos que la mayor, más fuerte y más peligrosa secta que el universo ha conocido.
            -Es magnífico. Tú eres la persona que más fácil puede acceder a los planes de Drew y de Nina. ¡Eres la mejor agente infiltrada que jamás hubiéramos podido tener! Es un plan perfecto, Scarlet, perfecto- concluyó claramente entusiasmado.
            -Ya, ¿y si no quiero? ¿Y si me niego? Al fin y al cabo, es mi vida, ¿no?- pregunté ansiosa por conocer su respuesta.
            -Eso es imposible, ¿quién no querría tener ese honor?- dijo Alexander como si lo que yo acababa de decir fuera la mayor estupidez que había oído en su vida.
            -Yo. No quiero salvar al universo. Ni al mundo, ni siquiera sé si quiero salvar al país. Lo único que quiero ahora mismo es salvar a mi hermana de mi propio padre que de un momento a otro intentará matarla. También quiero tomar batidos en Paolo’s cada día, ir al colegio y después a la universidad. Quiero salir de fiesta, divertirme y de vez en cuando comerme un chupa-chups con Abi en la gradas. No quiero ser como todo el mundo, quiero ser yo y vivir mi vida- concluí conforme se me acababa el aire.
            -¿Y qué te crees que quiero yo? ¿Andar de un lado a otro como mensajero de mi madre? ¿Tener que cambiar de ciudad cada año para que nadie me descubra y me mate? ¿Hacerme el ignorante cuando en realidad sé más que cualquiera? ¿Ir por la vida como una especie de informador ninja de mi segunda vez mencionada madre? ¿Tener que…
            -Me encantan los ninjas. En serio- le corté. Alexander se rio.
            -Odio todo lo que te acabo de decir, ¿pero sabes qué?- me dijo sonriendo.
            -¿Qué?
            -Que gracias a todas estas cosas que odio, te he conocido. ¿Y sabes qué más?
            -Dime.
            -Tú me has dado esperanza para terminar con esto. Déjame que te devuelva esa esperanza en forma de ganas ara luchar, que a mí me sobran.
            -Eres un hombre, no esperaba menos de ti –y me eché a reír.
            Y creo que en ese preciso instante me di cuenta de lo mucho que podía llegar a querer a ese chico. Y no porque fuera romántico hasta resultar cursi, sino porque le conocía desde hace dos días y ya le escuchaba como si fuera un amigo de toda la vida. Tenía algo especial, algo que me hacía atender a todas y cada una de las palabras que decía. Era completamente contrario a mí. Miraba el lado positivo a todo y me di cuenta de que necesitaba hablar con alguien que me mostrara lo positivo de lo que me estaba pasando, y ese alguien era Alexander. Sin mencionar lo guapo que era.
            -Me alegro de haberte conocido Alexander. Vamos a ser un buen equipo de superhéroes. O de ninjas, lo que tú prefieras –le dije sonriendo.
            Entonces el salió del coche, dio la vuelta hasta llegar a mi lado, abrió la puerta y tiró de mi para que saliera. Me abrazó y estuvimos así unos cinco minutos sin exagerar. Simplemente me sostenía y yo a él. Y por muy extraño que me pareció, no fue incómodo. Después de esos cinco minutos, le separé de mí y le miré a los ojos.
            -Scarlet, cásate conmigo –dijo riendo.
            -¿No crees que vas un poco deprisa? Solamente lo digo por eso de que te he conocido hace dos días.
            -Para nada, si quieres ver lo que es ir deprisa, te lo voy a enseñar- me dijo luciendo su famosa sonrisa.
            Oh no, la sonrisa, ya la habíamos liado. Alexander me cogió de la cintura y me besó. Fue un beso de esos en los que rápidamente se detectaba el hambre de la otra persona por ti. Por la diosa, a Alexander le gustaba realmente. Pero claro, si dos personas como nosotros se besan, no se queda en beso y antes de darme cuenta ya estaba sentado en el asiento de copiloto y yo encima de él.
            El beso hambriento había pasado a beso apasionado y por primera vez nos estábamos dando el lote seriamente. Sus dedos ya estaban bajo mi camiseta y yo apenas podía respirar cuando me tocaba. Mi mano había llegado a su entrepierna y le oí gruñir de deseo a milímetros de mi oreja. Su lengua me quemaba la boca y más tarde el cuello. Me recorrió la espalda suavemente produciéndome escalofríos y gemí de placer. Noté como su ego masculino crecía con cada suspiro o gemido que yo soltaba y me reí mentalmente.
            Tristemente, cada cosa tiene su fin y supe que si ninguno de los dos paraba, aquello iba a terminar donde iba a terminar. Y solo le conocía desde hace dos días. ¿No era plan, no? Me aparté de él y se me quedo mirando extrañado.
            -Pensé que me ibas a enseñar cómo ir deprisa con el coche. Aunque esto tampoco ha estado mal.
            Me sonrió y con la rapidez y facilidad que le caracterizaba, pasó a su asiento.
            -Eso también puedo hacerlo.
            Arrancó el coche y salimos disparados.


            

martes, 16 de julio de 2013

Capítulo 13

Salimos de la misma manera por la que habíamos entrado, esta vez con una compañía bastante más agradable y distinta. Alexander me mandaba callar cada vez que intentaba decirle algo durante el viaje, supongo que sería porque nos podrían oír mientras estuviéramos en aquella tierra vacía. Cuando finalmente llegamos a su coche, su reluciente y negro coche, me miró y me hizo un gesto animándome a hablar.
-¿De verdad me ha citado la Décima Secta o era un truco para sacarme de allí?
-Te han citado realmente, jamás me arriesgaría a intentar engañar a las tres soberanas con una nota falsa, pero la cita no es para hoy, es dentro de dos días, así que en parte ha sido un truco para sacarte de ahí- dijo mientras se arrancaba aquella espesa barba. Claro, era falsa.
-Pues gracias, me estaba empezando a agobiar- comenté aliviada.
-Por cierto, ¿aún quieres ir a ver a los protectores? Me llamaron y me cambiaron la reunión para esta tarde así que los podemos ver tranquilamente en una media hora.
-¿Esta tarde? ¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo llevo reunida con las reinas?- pregunté extrañada.
-Son las 6 de la tarde Scarlet, el tiempo para ellas pasa mucho más despacio- dijo Alexander.
-¿Me lo dices en serio? Pues que guay…- dije alucinada.
-Será mejor que nos pongamos en camino. No me hace mucha gracia estar parado delante de la sede de la Secta Sangrienta. Te he traído ropa para que te cambies porque he supuesto que no querías ir a ver a los protectores con ese look de diosa vengativa, ¿no?- dijo Alexander mientras sonreía.
-Gracias. ¿Dónde me cambio?- pregunté.
-Preciosa, o te cambias en el asiento delantero o en el trasero, te voy a mirar igual pero hay más espacio ahí atrás- se rió mientras me miraba.
-¡Qué no me llames preciosa!- le grité mientras saltaba al asiento trasero y él reía de nuevo.
            Abrí la mochila que me había traído Alexander. Dentro había unos vaqueros oscuros de cintura alta y mi camiseta negra de Queen, la que me encantaba porque los tirantes se abrían hasta la cintura. También había unas manoletinas negras. Por esta elección de vestuario asumí que a Alexander le gustaba la ropa oscura. Me giré para que cuando me estuviera cambiando solo me viera la espalda. Me quité todo lo que llevaba, me puse la camiseta por dentro de los vaqueros y me calcé las manoletinas. Por último, me quité la diadema de rubís que llevaba y guardé todo dentro de la mochila, que esta vez estaba a punto de explotar. Cuando estuve lista, salté al asiento delantero.
-Pensaba que no te ibas a dar la vuelta. Te tenía por una de esas chicas a las que les gusta que les miren- me dijo con un intento de voz seductora.
-Concéntrate en la carretera- contesté mientras me reía.
-Venga vale. Para que lo sepas, te llevo a uno de los lugares más bonitos de esta ciudad, casi hemos llegado.
-Alexander, se trata de la seguridad de mi hermana, me da igual si vamos al vertedero, ¿sabes?- dije un poco irritada.
-¿Por qué siempre llamas a la gente por su nombre completo? La única persona a la que le acortas el nombre es a Abigail- me preguntó de repente.
Aquella era una pregunta que me sorprendió bastante, aunque me di cuenta que tenía razón. Llamaba a la gente por sus nombres completos, jamás por su apellido o por un apodo. Abi era la única a la que de vez en cuando acortaba el nombre.
-No lo sé pero seguramente será porque la gente en la que confío totalmente escasea y para mí los apodos son una cuestión de confianza- digo bastante convencida de lo que estoy diciendo.
-Me parece justo- dice encogiendo los hombros.- Hey, ya hemos llegado.
Y para mi sorpresa, estamos frente a Paolo´s.
-Bromeas, ¿no? ¡Este sitio es como mi segunda casa!- dije etusiasmada.
-¿De verdad? Pues vamos dentro que los protectores nos están esperando.
Entramos en el restaurante y una decena de empleados me saluda en italiano. Me doy cuenta de quienes son los protectores enseguida. Están sentados en una esquina así que vamos hacia ellos y nos presentamos. La mujer, de unos 23 años es de mi altura, tiene el pelo rojo frambuesa (o quizá cereza) y tiene una sonrisa deslumbrante. Es de esas personas a las que quieres sonreír y ser su amigo. El hombre también parece muy amable. Tendrá alrededor de unos 45 años. Es alto, moreno y con un rostro imperturbablemente sereno.
-¡Buenas tardes Scarlet!-dice la mujer mientras me da un abrazo relativamente fuerte para su constitución. –Estaba deseando conocerte. Mi nombre es Cherry y soy el agente número 021 de la Secta Protectora. Mi compañero se llama Vincent y es el agente 005, miembro del consejo. La secta ha enviado a dos de los agentes superiores dada la gravedad de la situación.
-Muchísimas gracias a los dos, no sabéis lo importante que es esto para mí- contesté.
-Hemos atrasado la cita hasta ahora porque estábamos asegurándonos de que tu padre no pudiera volver a la ciudad este fin de semana para darnos algo más de tiempo para preparar la situación. Debes saber que los Huntex no saben aún que tu hermana es una Galy y por lo tanto no le han asignado un cazador, de momento está a salvo- dijo Vincent.
-Pero también queremos que sepas que tienen radares por todas partes espías donde menos te los esperas así que la situación no es ninguna tontería- continúa Cherry.
-Entonces, ¿Qué podemos hacer para protegerla?- pregunta Alexander.
-Bueno, la secta ha asignado a Cherry como su protectora así que ella va a estar las 24 horas protegiendo a tú hermana en cuanto finalice la reunión. Tendrá la ayuda de otros dos protectores ya que necesita dormir y comer pero quitando el tiempo para descansar y alimentarse, Cherry protegerá a tu hermana cada segundo.
-¡Y lo haré encantadísima!- dijo Cherry entusiasmada. Juraría que su pelo se había emocionado también y que ahora estaba más rojo.
-¡Jamás podré pagaros todo lo que estás haciendo!- respondí eternamente agradecida.
-Agradéceselo a Alex, es él el que tiene contactos- se rió Cherry.
-Además, si que puedes pagarnos. Destruye la Secta Sangrienta, Scarlet. Nuestro trabajo habrá merecido la pena si ellos pierden el poder. Ésa es la manera de pagarnos- dijo Vincent, y me di cuenta de la razón que tenía.
-Lo haré, créeme. No sé cómo ni cuándo, pero lo haré.
-Muchísimas gracias, de verdad. Os agradecemos todo lo que estáis haciendo y váis a hacer. Damos la reunión por concluida porque Scarlet y yo tenemos que irnos- dice Aleander.
-Gracias a vosotros, que duréis mucho porque hacéis una buenísima pareja- responde Cherry con una sonrisa angelical en la cara.
-Ah no, nososotros no…-empiezo a decir yo.
-¡Un placer!- me corta Alexander. –¡Hasta otra!

Y me arrastra fuera de Paolo´s dejándome con las ganas de despedirme y de tomarme un batido.

martes, 28 de mayo de 2013

Premio a un Blog Original

Sí, Blog Original con mayúsculas. Porque importamos. Y molamos mucho.
Muchísimas gracias a Crispi, de http://sieltiempollegatarde.blogspot.com.es/ ( blog Original donde los haya) por nominarme a este premio que circula en nuestro mundillo para señalar a los blog más originales. Voy a ponerme a contestar a las preguntas a las que ella a contestado y los blogs que yo nomine también tendrán que enfrentarse a estas preguntas.

¿Cuál es tu color preferido?
Ya, mi color preferido. Negro voy a tener que decir. Aunque el color burdeos (ese color rojo oscuro, el color granate de los vinos que parece sangre) me llama mucho la atención. Pero el negro me parece elegante, misterioso y muy tranquilizante.
Y que no me salte el típico gracioso diciendo: el negro es una sombra, no un color... (leer con voz de niña repelente).

¿Qué blog te inspira para seguir adelante?
Pues si tengo que ser sincera, ninguno. Hay otras cosas que me inspiran a seguir adelante. Aunque también es cierto que la gente que comenta lo que escribes, que lee tus capítulos y a la que tú lees ayuda a no cansarte de esta rutina de escribir, y además, te entretiene en los momentos más inútiles. He aprendido como sacar provecho de el simple hecho de escribir en un blog.

¿Qué crees que es imprescindible en un blog original?
Ésta es fácil. No hay nada que yo tenga más claro que el concepto de originalidad.  Original para mí es algo que no se repita. Eso, aplicado a un blog, significa que tiene que ser algo que yo antes no haya leído. Si es sobre hombres lobo, ya esta muy visto. ¿Moda? Hay miles de blogs sobre moda, pero en el momento en el que uno se diferencia de los demás por su contenido, pasa a ser original. 

Por eso, para que un blog sea original, asumiendo que es uno en el que alguien escribe una historia, tiene que contarme algo que jamás se me había ocurrido a mí o he leído antes. Una historia con nuevos personajes, criaturas o tramas. Por eso creo que yo cumplo ese requisito. (Admito que la parte de amor adolescente de mi libro no es original, pero es interesante.)

¿Cuál es el blog más bonito que has visto?
Bonito, visualmente hablando, de mis afiliados: http://comoelatardecerenprimavera.blogspot.com.es/
Y en cuanto a manera de escribir:
http://imaginacionescrita-april.blogspot.com.es/

¿Estás satisfecha con tu blog?
Contenta sí, satisfecha no. Me encantaría poder pegarme medio día escribiendo y que más gente me pudiera leer más a menudo, pero creo que voy camino a conseguirlo. También mataría por ser capaz de tener ideas brillantes, no solo ideas buenas como las que tengo ahora. Lamentablemente, no me llega el cerebro... Pero dentro de lo que cabe, estoy contenta con lo que he creado.

Venga, y ahora voy a nominar a mis blogs:

http://imaginacionescrita-april.blogspot.com/

http://destinyhopeesperanza16.blogspot.com/
http://macherieladyartiste.blogspot.com/
http://idlosprotectores.blogspot.com/
http://teenagerimaginativejournal.blogspot.com/

Crispi, te nominaría, pero como que ya has respondido a,las preguntas y tal... MUAC!!!!

jueves, 11 de abril de 2013

Capítulo 12



           Me giré rápidamente y vi que Nina no se había girado ni un segundo hacia la orquesta. Por primera vez, me alegré de que se diera esos aires de superioridad frente a los sirvientes del palacio. Me vinieron bien en aquel momento. Pero eso no significaba que no estuviera preocupada. ¡¿Qué diablos hacía Alexander allí?! Eso era lo que mi mente estaba gritando. ¿Qué cojones hacía él aquí? ¡No tenía sentido!
Y sí, era él, definitivamente. Su sonrisa, sus ojos y su expresión arrogante, con un pequeño matiz de preocupación que advertí en cuanto dejó de tocar. Eso sí, le recordaba con menos vello facial…

-Shala, tráenos otra botella, por favor-dijo Hegala, dirigiéndose a la mujer con el cabello dorado que estaba de pie en una esquina, la que nos había traído la primera botella.
-Es increíble lo pronto que se acaban las botellas de Kúlaj, deberías decirles a tus ángeles que preparen tamaño grande… -murmuró Iluna.
-¿No crees que deberíamos dejar de beber y empezar a hablar de cosas importantes?- replicó Beid.

‘No, por favor, sigamos bebiendo’, pensé yo.

-Os escuchamos-dijo Drew.
Miré de reojo a Alexander, quien había empezado a tocar una nueva melodía con su extraño violín. Nina seguía sin darse cuenta de que él estaba aquí. Y menos mal… Alexander no dejaba de mirar en mi dirección, y parecía estar tratando de decirme algo con la mirada, algo que yo no entendía.

-¿Cuál es la verdad que menciona la profecía?- insistió la superiora de mi secta.
-Veréis, hay dos grandes verdades que ni el mundo ni vuestra secta conoce. Verdades que nosotras sabemos, y no podemos desvelar. Nosotras gobernamos el mundo, no intervenimos en los problemas de los humanos, no podemos preferir a una persona por encima de otra, ni a una secta por encima de otra. Por lo menos, hoy no. Así que os hemos citado para daros a conocer la profecía. Queremos que sepáis que esta profecía existe, que sepáis que el mundo está ciego ante dos verdades, quizá tres. Y también queremos que sepáis que escarlata conoce dos de esas tres verdades, la dos más importantes para el futuro de la secta, y no va a desvelar ninguna, por su propio bien- nos anunció Beid.
-Como debe ser, es la diosa Escarlata, el egoísmo es una de sus virtudes, ¿o no Scarlet?- me dijo Iluna, con un tono arrogante como el de Alexander.

Yo asimilé lo que acababa de decir Beid. Acababa de salvarme la vida, básicamente. Sabían que yo no era Escarlata, y no se lo iban a contar a Drew. Sabían que la Décima Secta existía, y tampoco lo iban a desvelar. Aquello era alucinante, no iba a morir. Pero tenía que moderar mi entusiasmo, ya que ahora la Secta Sangrienta sabía que yo sabía lo que ni ellos ni el mundo sabían. Menudo lío…
Pero mi mente ya estaba trabajando de nuevo, ¿cuál era aquella tercera verdad de la que hablaban? ¿Quizá la identidad de la superiora de la Décima Secta? No, aquello ya lo sabía, a menos que Alexander me hubiera mentido… En fin, iba a tener tiempo para pensar, porque mi farsa seguía adelante.

-Pero entonces, ¿Escarlata no va a ayudar a la secta? –preguntó Nina.
-Ayudando a la secta desvelándoos lo que sabe, se perjudicaría ella misma, y es demasiado egoísta, no va a esperar otro milenio para renacer con todo su poder, ¿verdad Scarlet?- me preguntó Hegala.
 Y yo que creía que esta era la buena… Hacía las mismas preguntas impertinentes que la reina mala… Parecía que la pregunta ‘¿verdad Scarlet?’ era su preferida, me forzaban a hablar cada vez que ellas hablaban. Y me estaba empezando a poner nerviosa. Seguro que a Drew no le ha hecho ninguna gracia que no vaya a colaborar con ella…
-Puede que diga algo más adelante, si la situación me beneficia- contesté con toda la frialdad que pude. -Después de todo, nunca se deben enseñar todas las armas en la primera guerra.
-Si al final me vas a caer bien…- comentó Iluna.

Drew empezó a formular preguntas de repente, y yo tenía algo más importante que hacer que escucharla. Como mirar a Alexander e intentar averiguar qué hacía allí y qué estaba intentando decirme.
La música seguía sonando pero él no estaba tocando en esta parte. Siempre intentando disimular, miré en su dirección, solamente con los ojos, sin girar la cabeza en ningún momento.
Esta vez, él fingía estar afinando su violín, ninguno de los dos queríamos arriesgarnos a ser descubiertos, lo que a mí me faltaba para completar la colección de asumir riesgos extremadamente peligrosos que provocan una muerte segura… Alexander levantó la mirada hacia mí y me hizo un gesto con la mano, señalando a la puerta por la yo había entrado. Después, se señaló los labios y dijo algo. Yo le miré esperando que lo repitiera, esta vez preparada para leerle los labios. Esa vez lo entendí y miré a Nina, que estaba concentrada en las preguntas de su madre, para comprobar que seguía sin enterarse de que Alexander estaba allí.
Cuando volví a mirar a Alexander, este ya no estaba junto a la orquesta, sino que se había acercado a Hegala y le tendía un sobre. Me miró, y me guiñó un ojo. Yo supe que era su forma de asumir más riesgos que yo e intentar que alguna autoridad mundial le matase antes que a mí… es que a veces era más estúpido…

-Beid, acabo de recibir una nota del consejo, ya sabes tú cual-dijo Hegala.
-Querida, aquí todos, menos las dos humanas de la sangrienta, sabemos cual…-murmuró Iluna. Parecía que murmurar frases era su deporte favorito.
Hegala puso los ojos en blanco, suspiró y volvió a hablar.
-Piden audiencia con la diosa ahora mismo, y puesto que hemos terminado con ella, he pensado que podíamos dejarla marchar. Después de todo, es una diosa, no está al mismo nivel que las dos humanas. Tiene libertad para excusarse, ¿no?

Beid me miró fijamente y dijo:
-Claro, puede excusarse cuando quiera a partir de este momento. Quien sea que te haya entregado la carta puede acompañarla a la salida. Pero aún hay temas que me gustaría comentar con Drew y Nina, ellas no pueden irse hasta que yo así lo ordene. Escarlata, un placer, de nuevo. Creo que ya sabes dónde has sido citada y por qué. Así que no te demores.
-Así lo he de hacer, Beid. Mis soberanas, ha sido un placer, siempre lo será- y sin decir nada a Nina o a Drew, me dirigí a la salida. Pero antes de comenzar a andar, vi como Nina se giraba hacia la puerta y entornaba los ojos, extrañada. Esa fue la razón por la que empecé a andar muy rápido, sabía a quién estaba mirando, y sabía que lo iba a reconocer.


No quería otro riesgo en nuestras listas.